Cómo organizar el frigorífico para ahorrar en la factura de la luz
Cómo organizar el frigorífico para ahorrar en la factura de la luz
La nevera es uno de los electrodomésticos que más consume de toda la casa, y además funciona las 24 horas. Por ello, mantener nuestro frigorífico organizado no solo facilita nuestra vida diaria, sino que también contribuye al 25 % ahorro de la energía y, por ende, a reducir nuestra factura de luz.
10 Consejos para ordenar tu nevera y ahorrar
Organizar tu frigorífico no solo mejora tu calidad de vida en la cocina, sino que también tiene un impacto directo en tu factura de luz. La nevera supone el 30 % de la energía que se consume en una vivienda.
Si eres consciente tu tarifa de la luz, sabrás que cada kWh ahorrado cuenta. A continuación, te proporcionamos diez consejos prácticos que te ayudarán a lograr este propósito.
1. Evalúa el estado de tu frigorífico
Antes de hacer cambios, haz un diagnóstico:
- Inspecciona la etiqueta energética: si tu frigorífico es antiguo, quizás no cumple con las normas actuales de eficiencia. Considera renovarlo por uno con mejor calificación, ya que a largo plazo te ayudará a ahorrar en la factura de luz.
- Revisa las juntas: las juntas son las encargadas de sellar la puerta del frigorífico y evitar que la temperatura interior se mantenga. Si están desgastadas, podrían estar permitiendo que el frío escape, forzando al motor a trabajar más.
2. Pon en orden tu nevera
A la hora de guardar los alimentos en la nevera, no todo vale. Lo más recomendable es organizar los alimentos para que, de un primer vistazo encuentres lo que busques, sin necesidad de tener mucho tiempo abierta la nevera.
- Organiza por categorías: agrupa alimentos similares juntos, como lácteos, carnes o vegetales. Esto facilitará la búsqueda y reducirá el tiempo que la puerta esté abierta.
- Ubica correctamente los alimentos: las zonas más frías, generalmente en la parte baja, son ideales para carnes y pescados. La puerta, al ser la zona menos fría, es perfecta para conservas, salsas y bebidas.
- Usa envases transparentes: estos te permiten ver su contenido sin tener que abrirlos, reduciendo la necesidad de dejar la puerta abierta por más tiempo del necesario.
- Rota los alimentos: siempre coloca los productos más nuevos detrás y los más antiguos adelante, así te aseguras de consumir lo que está por vencer primero y evitas el desperdicio.
3. Regula la temperatura correctamente
La temperatura es otro factor que deberemos controlar si queremos ahorrar con la nevera. Cada vez que se abre la puerta y se pierde el frío, la nevera consumirá mayor energía para volver a conseguir la temperatura deseada.
- Monitorea la temperatura: utiliza un termómetro para neveras para asegurarte de que está en el rango adecuado: entre 3 y 5°C para la nevera y entre -18 y -20°C para el congelador.
- Evita la apertura constante: no busques inspiración en la nevera, cada vez que abres la puerta del frigorífico, este pierde frío y necesita trabajar más para recuperar la temperatura ideal. Si sabes lo que vas a sacar, hazlo rápido.
- Ajusta según la estación del año: durante los meses más cálidos, es probable que tu frigorífico tenga que trabajar más. Comprueba y ajusta la temperatura según las necesidades de cada estación.
4. Mantén limpio y ordenado el interior
- Limpieza periódica: dedica un día al mes (o cada dos semanas) para limpiar tu frigorífico. Retira los alimentos, limpia las baldas y cajones con un paño húmedo y un detergente suave, y seca todo antes de reorganizar. No solo previene malos olores, sino que también mejora la eficiencia del aparato.
- Evita los derrames: usa bandejas o tapaderas para alimentos que puedan derramarse. Si ocurre un derrame, límpialo inmediatamente para que no se cristalice y dificulte futuras limpiezas.
- Mantén los alimentos tapados: los alimentos descubiertos pueden liberar humedad y hacer que el motor del frigorífico trabaje más. Además, evita la contaminación cruzada y la propagación de olores.
5. Minimiza el tiempo de puerta abierta
- Planifica antes de abrir: antes de abrir la puerta del frigorífico, piensa en lo que necesitas sacar. Esto reduce el tiempo de búsqueda y, por lo tanto, la cantidad de aire frío que se escapa.
- Organización visible: una buena organización y el uso de envases transparentes te permiten ver rápidamente lo que necesitas.
- Enseña a todos en casa: habla con todos los miembros del hogar sobre la importancia de cerrar rápidamente el frigorífico. Si todos colaboran, el ahorro energético será notable.
6. Evita introducir alimentos calientes
Introducir alimentos calientes en el frigorífico hace que este trabaje más para enfriar el interior. Aunque no debes dejar los alimentos fuera hasta que estén completamente fríos (por razones de seguridad alimentaria), es conveniente dejarlos enfriar un poco antes de meterlos en la nevera.
7. Usa el frigorífico para descongelar
Es recomendable descongelar los productos en la nevera, en lugar de temperatura ambiente. De esta forma, ‘añadirás’ frío a la nevera, y no evitarás utilizar la función de ‘descongelar’ del microondas.
8. Conserva un congelador parcialmente lleno
- Equilibrio de carga: un congelador completamente lleno no circula el aire correctamente, pero uno vacío desperdicia energía. Busca un equilibrio. Mantenerlo entre ¾ y ⅔ lleno es óptimo para que funcione de manera eficiente.
- Agrupa los alimentos: al juntar los alimentos en el congelador, reducimos la cantidad de aire que necesita ser enfriado, lo que a su vez ahorra energía.
9. Elimina la escarcha regularmente
- Optimización de espacio y energía: la acumulación de escarcha disminuye el espacio disponible y hace que el congelador trabaje más. Es recomendable descongelar y limpiar el congelador cada vez que la capa de escarcha alcance los 5 mm de grosor.
- Descongelación rápida: para acelerar el proceso, puedes colocar ollas con agua caliente en el interior del congelador (recuerda proteger las baldas con trapos).
10. Ubicación estratégica del frigorífico
- Alejado de fuentes de calor: no ubiques tu frigorífico cerca del horno, estufa o en lugares donde reciba luz solar directa. Esto hará que trabaje más para mantenerse frío.
- Circulación de aire: asegúrate de que haya suficiente espacio alrededor del frigorífico para que el aire circule. Si está muy pegado a la pared o entre muebles, podría sobrecalentarse y trabajar de forma ineficiente.
- Nivelado correctamente: si el frigorífico no está nivelado, podría no cerrar bien, permitiendo que el aire frío escape. Usa las patas ajustables para nivelarlo.
Beneficios de una nevera bien organizada
- Ahorro energético: un frigorífico ordenado permite una mejor circulación del aire, evitando que el motor trabaje de más para mantener la temperatura ideal. Con el tiempo, esto se traduce en un menor consumo energético.
- Organización de alimentos: una disposición adecuada de los alimentos evita que se estropeen rápidamente y, por lo tanto, disminuye la necesidad de abrir y cerrar el frigorífico constantemente.
- Etiqueta energética: seleccionar un frigorífico con una buena etiqueta energética hará que consuma menos energía y pueden contribuir significativamente al ahorro en la factura de luz.
Zonas de enfriamiento en el frigorífico
Comprender las diferentes zonas de enfriamiento dentro de un frigorífico es fundamental para optimizar su uso, prolongar la vida útil de los alimentos y mejorar la eficiencia energética del aparato.
A continuación, desglosaremos estas zonas y te brindaremos consejos sobre cómo sacarles el máximo partido.
Secciones superiores: uso y función
Las secciones superiores suelen ser ligeramente más cálidas que las áreas más bajas del frigorífico. Esto se debe a que el aire frío, que es más denso, tiende a desplazarse hacia abajo.
Por ello, en esta parte de la nevera es ideal para:
- Alimentos ya cocinados: dado que estos alimentos ya han pasado por un proceso de cocción, no requieren las temperaturas más bajas. Puedes almacenar aquí las sobras en envases herméticos.
- Bebidas y alimentos listos para consumir: como yogures, postres y algunas frutas que no necesitan estar en las zonas más frías.
Estantes intermedios: qué almacenar
Esta sección proporciona una temperatura constante y es ideal para:
- Lácteos: como leche, queso y mantequilla. Estos productos necesitan estar a temperaturas frías pero no extremadamente bajas.
- Alimentos en conserva: una vez abiertos, los productos en conserva, como salsas y mermeladas, deben mantenerse en esta zona.
- Huevos: mantenerlos en sus cartones originales protege contra la fragilidad y conserva mejor su frescura.
Estantes inferiores: función y consejos
Las zonas inferiores, incluyendo los cajones, suelen ser las más frías y son ideales para:
- Carnes y pescados: al ser los lugares más fríos del frigorífico, son perfectos para almacenar carnes y pescados, minimizando el riesgo de proliferación bacteriana.
- Verduras y frutas: los cajones están diseñados para mantener la humedad, lo que es beneficioso para la mayoría de las verduras y frutas. Sin embargo, es bueno recordar no mezclar ciertas frutas y verduras, ya que algunas liberan gases que pueden acelerar la maduración de otras.
- Productos con fecha de vencimiento cercana: para consumirlos antes de que se echen a perder.
Cajones: cómo utilizarlos efectivamente
Los cajones del frigorífico están diseñados específicamente para conservar ciertos alimentos en condiciones ideales, ya que suelen regular mejor la humedad.
- Verduras: el cajón de verduras mantiene un ambiente húmedo, perfecto para conservar la frescura de la mayoría de las verduras, como lechugas, espinacas, brócoli y otras hortalizas de hoja verde.
- Frutas: algunos frigoríficos disponen de cajones separados para frutas, que tienden a mantener un ambiente ligeramente menos húmedo que el cajón de verduras. Esto es ideal para frutas como manzanas, uvas y frutas de hueso.
- Carnes y pescados: algunos modelos de frigoríficos incluyen un cajón especial para carnes y pescados. Si el tuyo no lo tiene, es recomendable usar uno de los cajones para almacenar estos productos y así evitar contaminaciones cruzadas.
Puerta del frigorífico: qué almacenar
La puerta del frigorífico suele ser la zona con mayores fluctuaciones de temperatura, ya que está expuesta al ambiente cada vez que se abre el electrodoméstico.
- Salsas y condimentos: dado que muchos condimentos y salsas, como la mostaza o la salsa de soja, están vinificados o contienen conservantes, pueden soportar pequeñas variaciones de temperatura sin estropearse.
- Bebidas: las bebidas, como zumos o refrescos, pueden almacenarse aquí. Sin embargo, la leche y otros productos lácteos deberían ir en estantes intermedios para mantener una temperatura más constante.
- Huevos: aunque algunas personas almacenan huevos en la puerta, lo más aconsejable es situarlos en los estantes intermedios donde la temperatura es más estable.
- Mantequilla y algunos quesos: estos pueden ser almacenados en los compartimentos específicos de la puerta, ya que no requieren un frío tan intenso como otros lácteos.
Entendiendo la etiqueta energética de tu frigorífico
Uno de los aspectos fundamentales al elegir un frigorífico o al evaluar el que ya tenemos es la etiqueta energética. Esta etiqueta proporciona información valiosa sobre el consumo de energía y sobre cuánto nos costará operar el aparato en términos de factura de luz.
Consumo energético del frigorífico
Su consumo energético se relaciona con:
- Tamaño y tipo de frigorífico: por lo general, cuanto más grande es el frigorífico, mayor es su consumo. No obstante, el tipo de frigorífico (por ejemplo, con congelador en la parte superior, inferior o de lado) también influye en su eficiencia.
- Tecnología y características: los frigoríficos más modernos suelen incorporar tecnologías más eficientes. Aspectos como sistemas de enfriamiento rápido, descongelación automática y otras características pueden influir en el consumo.
Cómo leer e interpretar la etiqueta energética
Las etiquetas energéticas clasifican los electrodomésticos en categorías basadas en su eficiencia:
- Letras y colores: la escala va desde la letra A (verde y muy eficiente) hasta la G (rojo y menos eficiente). Dependiendo de la actualización de las normativas, puedes encontrar distintivos como A+++ como indicativo de una eficiencia aún mayor, pero esta etiquetado ya no se utiliza.
- Consumo anual: se proporciona un valor en kWh/año que representa el consumo eléctrico anual estimado del aparato en condiciones normales de uso.
- Capacidad y otras características: dependiendo de la etiqueta, puede mostrarse información adicional, como la capacidad en litros, niveles de ruido y eficiencia de congelación.
La etiqueta energética te resultará muy útil para ser más conscientes del impacto eléctrico que tendrán algunos electrodomésticos en tu factura de la luz.
Consejos para ahorro energético en otros electrodomésticos
No solo el frigorífico consume energía en tu hogar. Otros electrodomésticos también suman a la factura de luz, pero con algunos hábitos, podemos reducir su consumo:
- Lavadoras y secadoras: usa ciclos cortos y temperaturas bajas cuando sea posible. Evita utilizar la secadora; en cambio, opta por secar la ropa al aire.
- Lavavajillas: utiliza el lavavajillas cuando esté completamente lleno y opta por programas eco o de baja temperatura.
- Horno y cocina: evita abrir el horno innecesariamente mientras cocinas. Si utilizas placas eléctricas, apágalas unos minutos antes de terminar la cocción; conservan calor y seguirán cocinando sin consumir energía.
- Televisores y ordenadores: desconéctalos por completo cuando no estén en uso, en lugar de dejarlos en modo de espera.
- Aire acondicionado y calefacción: mantén una temperatura estable y evita abrir puertas y ventanas innecesariamente. También es recomendable hacer revisiones periódicas para asegurar su eficiencia.
- Iluminación: usa bombillas LED y apaga las luces cuando salgas de una habitación.
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